Salud y biohabitabilidad

DISEÑO DE DORMITORIOS SALUDABLES

CALIDAD Y BIENESTAR EN EL SUEÑO

En el siguiente artículo veremos cómo inciden sobre la calidad del sueño y el bienestar de las personas, el diseño de dormitorios saludables, a través de la estructura y componentes de la cama y la composición de los tejidos que nos arropan.
Publicado el 08 octubre 2022

El sueño es vital para nuestra supervivencia, cuando dormimos nuestro cuerpo se regenera y recupera la energía perdida con la actividad diurna, pero para el que sueño sea efectivo debemos asegurar unas condiciones de bienestar en las que influyen diversos factores del entorno. El diseño de dormitorios saludables que propician el descanso profundo es esencial para asegurar un sueño reparador que contribuya a mejorar nuestra calidad de vida.

Si bien los expertos no han logrado descifrar el motivo por el que dormimos sí que parece claro que existe una estrecha relación entre el proceso de sueño y nuestra salud física y psicológica. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en que dormir no es un placer sino una necesidad, un tiempo de descanso que permite a nuestro organismo funcionar de manera óptima.

¿Qué es un sueño saludable?

 

Mientras dormimos, nuestro cuerpo pasa por distintas fases, empezando por el sueño ligero, pasando por el sueño profundo hasta llegar a la fase REM. Así, recorrer con éxito estas fases varias veces a lo largo de la noche, asegura que nuestro cuerpo dispone de un correcto funcionamiento.

En este proceso influyen tanto la cantidad de horas dormidas, como la calidad de éstas. Si consideramos que la OMS establece dormir un mínimo de 6 horas, siendo 8 las recomendadas, podemos llegar a la conclusión que nos pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo y, por lo tanto, un tercio de nuestra vida, como mínimo, tiene lugar en el dormitorio.

En este sentido, el diseño de dormitorios saludables partirá de varios factores clave que aseguraran nuestro descanso y bienestar:

 

– En primer lugar, será necesario disponer de un espacio sano con un ambiente interior saludable, sin ruidos, con posibilidad de control lumínico tanto natural como artificial y libre de tóxicos o alérgenos, así como libre de campos electromagnéticos que alteren nuestro organismo.

– En segundo lugar, deberemos asegurar que la estructura y elementos que componen la superficie de descanso -la cama- sobre la que descansamos tenga unas condiciones específicas de ergonomía y materiales para interferir al mínimo en la fisiología natural de nuestro organismo.

– Por último, tendremos en cuenta la composición y calidad de los tejidos que componen la ropa de cama sobre la que reposamos, así como las mantas o edredones con los que nos abrigamos.

 

El siguiente artículo se ha dividido según estos tres capítulos que inciden sobre la calidad del sueño y el bienestar de las personas, el entorno de un dormitorio saludable, la estructura y componentes de la cama y los tejidos de la misma:

 

1 AMBIENTE INTERIOR DEL DORMITORIO

2 ESTRUCTURA Y ELEMENTOS QUE CONFORMAN LA CAMA

3 COMPOSICIÓN DEL TEJIDO DE ROPA DE CAMA

 

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EL AMBIENTE INTERIOR DE UN DORMITORIO

 

Una gran parte de nuestra vida sucede en este espacio interior que denominamos dormitorio. Por ello, un sueño de calidad está directamente relacionada con las condiciones higrotérmicas, lumínicas, sonoras o incluso otros factores que pueden afectar directamente sobre nuestro estado emocional como los olores o colores que lo componen.

Los factores que definen la calidad de un dormitorio guardan estrecha relación con los factores que definen la calidad del ambiente interior de una vivienda. Sin embargo, hay algunas peculiaridades en relación con la luz, el ruido o la temperatura y humedad idóneas que propician un descanso profundo y que son especialmente importantes en el espacio de descanso.

Para asegurar una calidad ambiental de un dormitorio, debemos optimizar los siguientes factores: mantener una temperatura y humedad adecuadas, asegurar la calidad del aire, la reducción de ruido, el control total de la iluminación, la ausencia de campos electromagnéticos y la utilización de materiales naturales libres de tóxicos y contaminantes tanto a nivel de construcción y acabados como en el mobiliario ecológico. Veamos cada uno de los factores en detalle:

1 Temperatura adecuada para EL DISEÑO DE DORMITORIOS SALUDABLES

 

Mientras dormimos, nuestro cuerpo sufre una ligera bajada de temperatura. Esto sucede porque nuestro organismo deja en segundo lugar las funciones termorreguladoras que nos permiten el control de nuestra temperatura corporal.

La incapacidad de regulación interna hace que la temperatura de nuestro cuerpo sea más susceptible a la temperatura ambiental, convirtiéndola en uno de los factores más significativos en cuanto la calidad del sueño.

Teniendo en cuenta que la temperatura corporal baja durante la noche, la temperatura de confort de nuestro dormitorio se sitúa en los 18 grados, generando un ambiente fresco que además de favorecer la regulación que el cuerpo no hace por sí mismo, también favorece la respiración profunda.

Aunque la media esté a los 18 grados, la temperatura de confort es muy relativa y puede variar en función de un individuo u otro. Por eso, existe un rango de confort que se extiende entre los 15’6 y los 19’4 grados. [4]

Cuando la temperatura de nuestro dormitorio no se ajusta a las condiciones de confort, se dará o bien una sensación de frío o bien un exceso de calor que producirán, en cierta medida, una alteración del sueño.

En el caso que nuestro dormitorio sea demasiado caluroso no sólo afectará a la conciliación del sueño a causa de la sensación de malestar, sino que también reducirá el tiempo que pasamos en fase REM, impidiendo una buena recuperación corporal y afectando negativamente al sistema inmunitario. Además, es más probable que se interrumpa el sueño y que tengamos una mayor sensación de fatiga.

Por otro lado, pese a que la exposición al frío no sea considerada tan perjudicial como el exceso de calor, sí bien es cierto que también puede causar molestias, afectar a la fase REM y asociarse con problemas de presión arterial.

Bajar el termostato por las noches, cerrar las persianas durante el día para la evitar la acumulación de calor en el dormitorio en verano y mantenerlas subidas en invierno para aprovechar al máximo el sol son pequeñas acciones que nos pueden ayudar a la optimización de la temperatura de nuestra habitación.

 

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2 Humedad idónea para dormir

 

La humedad es el segundo de los factores que influyen en la consecución de un ambiente interior saludable en un dormitorio. De hecho, para disponer de un control efectivo de la temperatura y conseguir un ambiente fresco es necesario un adecuado control de la humedad.

Los valores establecidos para la humedad relativa media ideal varían entre el 40% y el 60%.

Se ha demostrado que aquellos espacios en los que la humedad se encuentra por encima de un 40% mejoran la calidad del sueño, propiciando un descanso profundo y reduciendo la apnea.

Sin embargo, esta humedad tampoco debe sobrepasar valores por encima del 60%, ya que se pueden producir efectos adversos.

Un exceso de humedad produce fatiga, lo cual dificulta la conciliación del sueño, pero también favorece la aparición de microorganismos domésticos insalubres que propician mohos y humedades que afectan directamente sobre nuestra salud.

Ahora bien, en muchos casos, debido al uso inadecuado y de forma excesiva de calefacción o sistemas de climatización, los cuales propician la reducción de la humedad relativa ambiental, la humedad de nuestros hogares tiende a ser excesivamente seca, con valores que en muchos casos se sitúan por debajo del 20%.

Valores de humedad excesivamente bajos llevan a la desprotección de nuestras mucosas que pierden su barrera natural, exponiendo nuestro organismo a la entrada de virus y bacterias.

Para evitar problemas de sequedad y asegurarnos de que la humedad de la estancia es la adecuada es necesario garantizar una buena ventilación a través del diseño de dormitorios saludables.

3 Ventilación adecuada PARA EL DISEÑO DE DORMITORIOS SALUDABLES

 

Asegurar una buena ventilación y renovación de aire constante en el dormitorio es esencial para conseguir una calidad de aire adecuada, así como la regulación natural de la humedad relativa del ambiente interior.

Los avances en eficiencia energética y las nuevas normativas de construcción cada vez más exigentes respecto a la hermeticidad de los edificios con el objetivo de reducir el intercambio de temperatura con el exterior y conseguir reducir el consumo energético, conllevan la necesidad de asegurar una renovación mecánica del aire interior.

Si bien en los edificios de nueva construcción, la renovación de aire está asegurada mediante medios mecánicos, en construcciones antiguas en muchos casos la renovación de aire es insuficiente y su calidad puede verse mermada tan solo por efecto de emisión de CO2 de las personas que lo habitan.

Además de la acumulación de CO2, los contaminantes en el aire pueden provenir tanto del exterior como del interior de la vivienda:

Los agentes contaminantes del ambiente interior de nuestras viviendas vienen determinados por las acumulaciones de CO2 generadas por los mismos usuarios; por un exceso de humedad que favorece la aparición de moho o bien por los materiales de construcción, acabados y mobiliario que pueden incorporar tóxicos.

También, los productos de limpieza o los gases derivados de la combustión (como el monóxido de carbono) que se producen en chimeneas, estufas o cocinas, pueden ser tóxicos, por lo que es importante tomar consciencia del uso de estos tanto en su dormitorio como en el resto de la vivienda y asegurar siempre una buena ventilación en espacios donde se produzca combustión y por lo tanto, consumo de oxígeno.

Paralelamente, la contaminación del aire puede ser originada por agentes que provienen del exterior como pueden ser emisiones nocivas del propio terreno como el radón, o bien derivados de la combustión y los procesos industriales cercanos a nuestra vivienda como el humo, el monóxido de carbono, el dióxido de nitrógeno o los hidrocarburos (HAP). [6]

 

 

Medidores de la calidad del aire

 

El nivel de concentración de CO2 se considera uno de los principales indicadores de la calidad del aire de una vivienda, ya que siempre que ésta se encuentre ocupada acumulará CO2 emitido por los propios usuarios. El hecho de medir si esté CO2 es extraído y renovado con aire fresco del exterior nos da pistas para saber si el resto de contaminantes han sido también extraídos.

Por este motivo, la versión más reciente del Código Técnico de la Edificación (CTE), en su Documento Básico HS Salubridad, HS-3 Calidad del aire interior, establece que las viviendas deben disponer de un sistema de ventilación que garantice unos caudales de ventilación mínimos y que favorezca una concentración media anual de CO2 inferior a los 800 ppm. [7]

Disponer de un detector de CO2, cuyo uso se ha extendido a raíz de la pandemia del covid-19, nos ayudará a detectar fácilmente cuando el aire interior se encuentra viciado. Mientras que el uso equilibrado entre los sistemas de ventilación natural mediante cerramientos practicables y sistemas de ventilación mecánica mediante sensores automatizados de CO2 o presión nos permitirá garantizar una adecuada renovación de aire.

En viviendas antiguas en las que no hay más remedio que ventilar de forma manual y en especial, en el caso de los dormitorios en los que vamos a pasar varias horas sin control de la ventilación, es posible dejar una ventana ligeramente abierta, ya sea la de la propia habitación o bien la de una estancia cercana al lugar donde dormimos.

Cuando la contaminación exterior empeora la calidad de aire de nuestra vivienda

 

Existe una excepción y es la de las viviendas ubicadas en zonas de elevada contaminación exterior, como puede ser un edificio ubicado en una calle de tránsito elevado o cercano a una industria.

En estos casos, sería recomendable llevar a cabo dos intervenciones, la primera, conseguir la estanqueidad total de la vivienda impidiendo el intercambio de aire con el exterior a través de juntas o filtraciones, y la segunda, instalar un sistema de renovación mecánica de aire que garantice su filtrado antes de que éste entre en la vivienda.

4 Incidencia del ruido sobre la calidad del sueño

 

El diseño de dormitorios saludables dispone unos niveles acústicos que garantizan el descanso profundo.

Una exposición al ruido demasiado intensa o continuada ha demostrado alterar nuestro sueño y, a su vez, tener efectos a corto y a largo plazo sobre nuestra salud.

El ruido durante la noche puede dar lugar a un sueño fragmentado que fomenta la irritabilidad, la somnolencia y el malestar psicológico. Asimismo, una exposición prolongada está relacionada con la presión arterial alta, el riesgo cardiovascular y la debilitación del sistema inmunológico el cual permanece en alerta constante.

Teniendo en cuenta que alrededor del 55% de la población mundial vive en ciudades, es muy frecuente que cuando dormimos, tengamos que convivir con el ruido del tráfico, acumulaciones de gente, actividades en la calle, vecinos o incluso de los aviones.

En el caso de personas que viven en poblaciones más pequeñas o rurales, también se debe tener en cuenta el ruido producido por los vecinos, los fenómenos meteorológicos, animales de compañía, industrias y transportes o generados por los electrodomésticos de nuestra misma vivienda.

Si no vivimos en una zona tranquila y no podemos tampoco ubicar la estancia de dormitorio alejada de emisiones acústicas que alteren nuestro sueño, la solución pasa por llevar a cabo una intervención de insonorización completa del dormitorio, teniendo en cuenta si las fuentes de emisión de ruido son aéreas (como pueden ser las provenientes de la misma calle) o de impacto (como puede ser el ruido generado por el movimiento de la silla de un vecino o la vibración de una nevera o lavadora).

Para protegernos del ruido externo, un factor muy importante es disponer de un buen aislamiento de las ventanas para evitar los puentes acústicos, así como los puentes térmicos, obteniendo un buen aislamiento acústico y al mismo tiempo mayor control térmico de la habitación.

Otra solución es el uso de superficies de amortiguación, que son materiales gruesos, tupidos o de formas ondulantes, como cortinas o alfombras, que favorezcan un amortiguamiento del ruido generado por los vecinos u otras agresiones externas.

Frente al ruido producido por los electrodomésticos o sistemas de climatización de nuestra vivienda debemos procurar escoger aquellos que sean lo más silenciosos posibles. Cada vez existen más electrodomésticos con sistemas de silencio o bien con programas que permiten ponerlos en marcha de forma automática en las horas que no interrumpen el descanso.

Además, para evitar una fragmentación del sueño, es recomendable que las alarmas y avisos innecesarios de estos electrodomésticos y de los dispositivos móviles estén desactivados.

En el supuesto caso que esas medidas no fueran posibles, podemos recurrir a los tapones para las orejas o a los sonidos de fondo. En realidad, existen un par de sonidos conocidos como sonido blanco o sonido rosa que ayudan enmascarar los ruidos que no podemos controlar del entorno de nuestro dormitorio y propician la conciliación del sueño. [8]

 

5 Iluminación de un dormitorio para conseguir el bienestar

 

La luz y la calidad del sueño mantienen un vínculo muy importante. Por este motivo una regulación de la iluminación en el diseño de dormitorios saludables será esencial para nuestro bienestar.

Las personas disponemos de un reloj biológico que se ha adaptado a los patrones de luz solar, sincronizándose con la salida y la puesta del sol. De modo que nuestro cuerpo distingue entre mantenerse activo mientras haya luz y descansar cuando empiece a oscurecer.

Sin embargo, la electricidad generada por fuentes fósiles o nucleares nos permite disponer de luz durante las horas nocturnas, generando una contaminación lumínica muy significativa y perjudicial para nuestra salud, ya que esta exposición constante a la luz tiene efectos en el funcionamiento de nuestro reloj biológico, en los ciclos del sueño y en la producción de melatonina.

El reloj interno encargado de coordinar todos los procesos de nuestro cuerpo es lo que se conoce como ritmo circadiano. Una exposición a la luz de manera prolongada durante el anochecer altera nuestro ritmo circadiano y está relacionado con un empeoramiento del metabolismo y problemas cardiovasculares.

La elevada exposición a la luz artificial durante las horas previas a la conciliación del sueño puede interrumpir los ciclos del sueño dando lugar a un sueño fragmentado que no permitirá que nuestro cuerpo disponga del tiempo necesario para pasar por todas las etapas de sueño más profundas y reparadoras.

Cuanto más alterado esté el ciclo del sueño, más probable es que la producción de melatonina también lo esté. La melatonina es una hormona producida por nuestro cuerpo de manera natural que se inicia en respuesta a la oscuridad y que nos ayuda a conciliar el sueño. Si se da una exposición a la luz en horas indebidas, esta producción se frena, dificultando el sueño y alterando el ritmo circadiano. [9]

Configurar nuestro dormitorio para que durante la noche sea lo más oscuro posible, mediante cortinas opacas, que eviten la entrada de la luz de la calle es una medida que podemos tomar para favorecer un sueño de calidad. También, utilizar luces no muy intensas y cálidas propiciarán el diseño de dormitorios saludables.

Luz azul

 

Cabe destacar que existen muchos tipos de luz y no todos tienen el mismo efecto. Dentro de los espectros de luz visible, encontramos la luz azul emitida por pantallas y dispositivos móviles que, debido al elevado tiempo de exposición a la misma, es la que tiene un mayor impacto sobre el ritmo circadiano.

Una exposición adecuada a la luz azul emitida por el sol durante el día ayuda al cuerpo a mantener el ritmo circadiano alineado con el entorno. Ahora bien, los dispositivos móviles, omnipresentes en nuestra sociedad, son principales emisores de este tipo de luz y, su indebido uso excesivo y especialmente durante las horas previas a acostarse, tiene impactos muy negativos sobre nuestra salud.

Y es que la exposición desmesurada a la luz azul engaña al cuerpo, haciéndole creer que se debe mantener en alerta y desactiva la producción de melatonina. [10]

Los principales emisores de luz azul son las luces fluorescentes, las luces LED, los teléfonos móviles, los televisores, las pantallas de ordenador, las tabletas electrónicas y las consolas de videojuegos.

Si bien, para conseguir un descanso saludable, el uso de dispositivos debería reducirse al mínimo, especialmente antes de ir a dormir. También existen métodos sencillos para reducir el impacto de esta exposición como es el uso de gafas con filtro que reducen la luz azul, la activación del modo nocturno que ofrecen muchos dispositivos o la atenuación del brillo de las pantallas.

6 Incidencia de los campos electromagnéticos (CEM) sobre la calidad del sueño

 

El sistema nervioso y los distintos procesos químicos que se dan en nuestro organismo producen pequeñas corrientes eléctricas. Esta carga del propio cuerpo interactúa con las cargas eléctricas y magnéticas del entorno terrestre tanto naturales como artificiales.

Si bien nuestro organismo ha evolucionado gracias a unos campos electromagnéticos naturales, no es así con los campos electromagnéticos artificiales que se han desarrollado en los últimos siglos de forma extremadamente rápida, prácticamente sin regulación y sin estudios que avalen su inocuidad.

La OMS considera a los campos electromagnéticos (CEM) un «riesgo emergente» y el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) los clasifica como posibles cancerígenos si se acumula una gran exposición a estas fuentes. [11]

Y es que hoy en día, estamos expuestos a una gran cantidad de radiaciones eléctricas y magnéticas.

Estas pueden provenir de emisiones exteriores a la vivienda como sería el caso de las emitidas por las antenas de telefonía móvil, radares, redes de telecomunicaciones o líneas de alta tensión cercanas o de fuentes interiores de la vivienda, como son las procedentes de las redes inalámbricas de todo tipo: WIFI, móviles o teléfonos inalámbricos, de las radiaciones directas generadas por el microondas o las placas de inducción o de algunos electrodomésticos, especialmente aquellos que empiezan a estar conectados según el denominado internet de las cosas.

Los dormitorios son espacios donde el cuerpo descansa y se recupera, regenera células y lleva a cabo procesos biológicos que le preparan para el nuevo día y cualquier mínima alteración puede interferir en la regeneración natural de nuestro organismo.

 

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Para reducir esta exposición tendremos en cuenta dos factores.

En primer lugar, el diseño de la instalación eléctrica de nuestra vivienda que prioritariamente debería llevarse a cabo en un diseño de distribución en estrella que permite reducir la potencia de cada uno de los circuitos para que los campos magnéticos generados sean menores.

Además, por lo que respecta al cableado, se debe evitar que se sitúen en cualquier zona de larga estancia como cabeceros de cama y que, en la medida de lo posible, se lleve a cabo mediante filamentos libres de halógenos.

En caso de que no podamos modificar la instalación de la vivienda siempre podemos instalar un desconector eléctrico automático, son los denominados bioswitch. Se trata de un dispositivo que se instala en el cuadro general de la vivienda y que es capaz de detectar cuando no hay demanda de suministro eléctrico, desconectando la tensión de 230V y dejando un mínimo voltaje de corriente continua que permite detectar cuando se necesita de nuevo suministro alterno, eliminando cualquier tipo de campo eléctrico durante las horas de descanso.

Sin duda, una de las mejores recomendaciones para la reducción de campos eléctricos y electromagnéticos durante las horas de descanso es la consecución de hábitos saludables de reducción a la exposición durante la noche como son la desconexión de la red WIFI, el cambio a modo ECO de los teléfonos inalámbricos de forma que solo emitan ondas electromagnéticas cuando están en uso o dejar el móvil en modo avión cargando fuera de la habitación y lejos de las zonas de descanso.

Para evaluar la exposición a campos electromagnéticos en nuestra vivienda es posible llevar a cabo un estudio de incidencia de campos con un experto en biohabitabilidad en cuyo caso siempre es recomendable seguir los valores de referencia de la norma de medición de Baubiologie para espacios de descanso. [12]

7 Materiales naturales para EL DISEÑO DE DORMITORIOS SALUDABLES

 

Por último, el confort ambiental del dormitorio también está relacionado con los materiales y los acabados de paredes, pavimentos y carpinterías, así como la distribución de la habitación y los colores utilizados en este espacio influirán de una manera u otra en la percepción visual y la sensación de bienestar.

Con respecto a los materiales, debemos utilizar en el diseño de dormitorios saludables aquellos que sean permeables al vapor de agua, naturales y transpirables, libres de tóxicos e inoloros. [13]

No será lo mismo un dormitorio con paredes de arcilla (material transpirable) que otro con paredes de cemento (no permeable). Asimismo, las sensaciones también serán distintas según si el dormitorio tiene un suelo de madera, un suelo pétreo o uno sintético.

En los acabados de paredes, suelos y carpinterías, además de tener en cuenta las características físicas de los materiales, también se deben tomar precauciones ya que, actualmente, la mayoría de los que se usan generan una liberación de tóxicos que pueden perjudicar la salud. [14]

Además, los materiales de construcción y los acabados también influyen en percepción visual según su tonalidad y los colores que los definen. Para la mayoría de la gente, los colores cálidos y suaves darán lugar a una mayor sensación de confort. [15]

 

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DISEÑO ERGONÓMICO DE UNA CAMA

 

En la cama pasamos alrededor de un tercio de nuestra vida, sin duda se trata de una de las piezas de mobiliario más importantes de nuestro hogar y en la que deberíamos invertir a consciencia y estar atentos a la vida útil de cada uno de los elementos que la componen para poder irlos reparando, limpiando o sustituyendo en el momento adecuado sin comprometer nuestra salud.

Una cama ergonómica

 

Una cama ergonómica es aquella que se adapta a las condiciones fisiológicas del usuario para lograr una mayor comodidad. Por consiguiente, debe favorecer una buena postura corporal que permita mantener la musculatura relajada y evitar la formación de curvaturas en la columna vertebral.

El diseño adecuado de una cama para favorecer el descanso saludable viene determinado la forma y composición de la estructura base, el tipo de colchón y sus dimensiones.

Además del diseño deberemos tener en cuenta el tipo de material utilizado. Los materiales que componen la cama deben permitir una buena transpiración del cuerpo y no transmitir contaminantes o tóxicos que puedan viciar el aire interior del dormitorio.

Una buena base

 

Para un buen descanso, la base de la cama no debe ser ni demasiado blanda ni demasiado dura. Una base excesivamente flexible o demasiado dura puede dificultar la adopción de la correcta postura corporal, produciendo arqueos en la columna que pueden causar contracciones en la musculatura y lesiones crónicas.

La dureza de la base depende principalmente del material y diseño de la misma. No es lo mismo dormir sobre una base de superficie opaca y densa como puede ser un tablero de aglomerado que dormir en un somier de listones o lamas.

Los elementos elásticos como las lamas de madera son mejores que las bases de superficie completa ya que, además de ser más transpirables, permiten una cierta flexibilidad, favoreciendo el sueño saludable.

Por lo que al material respecta, es recomendable que las lamas sean de madera maciza, de madera laminada encolada, o bien cilindros de bambú, un material sumamente flexible. Además, es preferible que la base no contenga piezas metálicas que conduzcan campos electromagnéticos.

Además, las lamas no deben ser barnizadas ya que el barniz convencional es un compuesto químico que emite compuestos orgánicos volátiles (COV) al ambiente que se acumulan en el aire que respiramos, además de ser un producto que hace una película impermeable impidiendo la transpiración natural de la madera y facilitando la aparición de moho que puede fácilmente traspasar al colchón.

Finalmente, el apoyo de estas lamas sobre la base debe ser realizado preferiblemente mediante tiras de látex, coco o perfiles de goma. De este modo, la base alcanza mayor flexibilidad beneficiando el descanso.

 

 

– Somieres de lamas multizona

Los somieres de lamas multizona son un ejemplo de elementos elásticos capaces de propiciar un buen descanso. Estos presentan la posibilidad de ajustarse al peso de del cuerpo, previniendo de molestias de espalda. Incluso sin colchón, podríamos dormir sobre ellos sin sentir dolor.

 

– Tatamis

El tatami, proveniente de la cultura japonesa donde el término hace referencia al pavimento semiblando de las estancias de dormir y estar en la casa tradicional nipona.

Al importarse a la cultura occidental, la palabra tatami hace referencia al somier que se suele utilizar como soporte de un futón, pero se basa en la idea de una superficie plana elevada del suelo compuesta de un material transpirable pensada para poder quedar vista cuando el futón se pliega e incluso para ser utilizada como espacio de estar durante el día.

El tatami tradicional está compuesto exclusivamente con materiales naturales. Se trata de un cajón recubierto de una esterilla de mimbre pulido, procedente de una especie de caña trepadora de la familia de la palma. El interior se compone de un material conocido como igusa, compuesto a partir de una planta llamada Juncus effusus (traducido como junco fino o junco de estereas).

El junco de estereas es una planta herbácea muy común en Asia, procedente de la familia del arroz. La fibra de esta planta se somete a un proceso de compactación y calor muy controlado que permite la transformación de la fibra en igusa.

Este material funciona como buen aislante térmico además de permitir la transpiración del colchón. Por eso, resulta favorable en invierno, ya que permite mantener el calor dentro del dormitorio o vivienda. En cambio, en verano, ofrece una frescura más agradable que el tapizado de tela. [16]

Dimensiones adecuadas

 

La ergonomía de una cama también depende de sus dimensiones. Aunque es cierto que cada persona tiene una estatura o tamaño distintos, existen medidas estándares que varían en anchura, longitud y altura, que permiten adaptarse a cualquier persona.

 

– Anchura y longitud

La medida en anchura y longitud de las camas individuales que se considera adecuada es de 100 x 200 cm. Mientras que las camas dobles deben ser lo más anchas posible, de 180 a 200 cm x 200 cm de longitud.

Por lo que respecta a la longitud, existe la regla general que determina la longitud ideal de la cama a partir de la estatura la persona + 25 cm. Siguiendo esta regla, las personas más altas seguramente necesitaran camas de 210 cm o más.

 

– Altura

Para definir la altura de la cama en el diseño de dormitorios saludables se debe tener en cuenta la edad de la persona ya que la altura óptima para las personas mayores será más exigente que para las jóvenes.

Lo adecuado para las personas mayores sería una altura de 50 cm, que les permita sentarse de manera cómoda. Ahora bien, la altura adecuada para hacerse la cama con mayor facilidad sería de 80cm.

La importancia del colchón EN EL DISEÑO DE DORMITORIOS SALUDABLES

 

Un buen colchón trabaja junto a los elementos elásticos para favorecer el descanso profundo, acogiendo las partes prominentes del cuerpo y manteniendo siempre la columna recta. Además, debe permitir una transpiración del cuerpo y estar libre de tóxicos.

El grosor es una de las características principales a tener en cuenta en el diseño de dormitorios saludables. Se considera adecuado un grosor entre 6 y 10 cm, variable en función del peso del cuerpo. En caso de que un colchón sea demasiado grueso, se anularán los efectos de los elementos elásticos y, por lo tanto, no se conseguirá este equilibrio entre firmeza y elasticidad que tanto se busca.

El material es otro de los factores más relevantes que definen la calidad del colchón. Se pueden utilizar materiales como los muelles, las fibras de capoc (un árbol tropical llamado árbol de lana), lana de oveja, crin de caballo, fibras de coco, látex natural sin partes sintéticas o la combinación de algunos de ellos. El uso de estas materias primas da lugar a distintos tipos de colchones: de muelles, de materiales naturales, de látex natural, de látex sintético y colchones de espuma.

 

– Fibras naturales

Los colchones fabricados con materiales naturales son aquellos que utilizan fibras como la lana, el lino, el algodón, el cáñamo o el crin vegetal.

Mayoritariamente, para la fabricación de colchones de fibras naturales se utiliza una combinación de éstas. El interior del colchón puede estar compuesto por lana, o bien, por capas de lana y algodón intercaladas con látex.

También existe la posibilidad de fabricar colchones exclusivamente vegetales, mediante un núcleo con extractos de aceite de soja y capas de algodón más cáñamo, lino y bambú.

Estas capas se fijan mediante unas vetas de algodón, que pueden ser trenzadas o no, que atraviesan el colchón de arriba a abajo.

Por su parte, el relleno de crin vegetal se hace a partir de la fibra y materia de los campos que se utilizaba antiguamente para rellenar los colchones. Es una fibra natural, fuerte, un poco elástica y que absorbe muy bien la humedad. [17]

Las fundas de los colchones de materiales naturales se tejen a partir de algodón y lino.

 

– El látex natural

Entre estos tipos de colchón, destaca el de látex natural el cuál presenta unas características especialmente óptimas para la fabricación de colchones. Este material presenta la capacidad de adaptación al cuerpo excelente. Es decir, cede en aquellos puntos en los que se aplica más presión, pero retoma su posición original si los puntos de presión varían cuando la persona cambia de posición al dormir.

Sin embargo, el látex natural no es higroscópico, es decir, no absorbe y cede la humedad, sino que es más bien parecido a un material impermeable y evitando la transpiración natural del sudor. Este defecto puede compensarse con el uso de un buen sobrecolchón y una funda, o bien mediante cámaras de aire o canales de aire verticales situados en el mismo colchón.

Una opción natural son los sobrecolchones de lana de oveja o de pelo de camello que favorecen la absorción de humedad sin que se noten húmedos al tacto y sin perder capacidad térmica.

El año 1994, se funda la Asociación de calidad de colchones de látex compatibles con el medio ambiente con el fin de establecer unos criterios para los colchones naturales como alternativa a las espumas y látex sintético.

La asociación otorga el sello de calidad QUL que nos indica que el colchón está compuesto por látex 100% natural y cumple con los requisitos de seguridad para la salud de las personas y de respeto con el medio ambiente. [18]

 

– Colchones de muelles

Los colchones de muelles suelen deteriorarse de forma irregular generando zonas de mayor y menor presión que afectan negativamente sobre la calidad del descanso y pueden provocar lesiones en la columna.

Además, del mismo modo que los somieres metálicos, los muelles pueden verse afectados por los campos electromagnéticos, no debemos olvidar que el muelle es un material metálico conductor.

 

– Futones

Como alternativa al látex y en el caso de optar por la opción de tatami, encontramos los colchones de origen japonés muy apreciados en términos de descanso.

Se trata de un elemento que está confeccionado artesanalmente, usando fibra 100% natural como el algodón, el cual nos permite la regulación térmica y una óptima transpiración. Normalmente se parte de una lámina de algodón puro de unos 2 cm de grosor resguardad dentro de una funda también de algodón.

En algunos casos, encontramos la versión occidentalizada del futón que incluye una capa de látex intermedia de entre 5 y 10 cm de grosor. [16]

La combinación futón sobre base de tatami es óptima ya que, además de su procedencia natural, las características del tatami permiten la transpiración del futón. En caso de no utilizar tatami, se puede utilizar un somier de lamas de madera maciza pero siempre asegurando la buena transpiración y circulación de aire que permita evitar la acumulación de humedad asegurando la salubridad del mismo.

 

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La almohada

 

La elección de una almohada adecuada es esencial para asegurar el descanso y el diseño de dormitorios saludables, ya que puede afectar a la postura adoptada por la columna en la parte del cuello, una zona muy sensible a las contracciones.

De hecho, los estudios demuestran que las almohadas tienen mayor influencia sobre la profundidad del sueño que los tipos de colchón.

El diseño de la almohada ideal se adapta principalmente a la posición de descanso y las dimensiones del cuerpo con el fin de mantener la posición natural de la cabeza y el cuello. [19] Por ello, los dos parámetros más relevantes a tener en cuenta son el grosor y la presión de contacto. [20]

Siguiendo con estas razones ortopédicas se recomienda especialmente la posición sin elevación de la cabeza o un simple rodillo cervical elástico, más bien blando, de unos 4 a 6 cm de diámetro.

En el caso que el somier de lamas sea de buena calidad incluso se puede prescindir de la almohada ya que éste se adapta a las zonas más prominentes y consigue mantener la columna recta en todos sus puntos.

TEXTILES ADECUADOS PARA EL DESCANSO

 

La última de las capas que protegen el conjunto de base, colchón y almohada es la de los textiles que se encuentran en contacto con la piel. Por este motivo, será necesario optar por tejidos naturales, sin agentes químicos que puedan entrar en contacto con la dermis o las mucosas.

Además, la salud no es sólo referida a la inocuidad de los tejidos utilizados sino también a la sensación de bienestar y confort que experimentamos cuando estamos arropados y en contacto con un tejido natural.

El confort en relación con los textiles viene determinado por el tacto, la regulación natural de humedad y la correcta relación entre aislamiento térmico y disipación del calor.

Factores como el tipo de material, el grosor, el aislamiento de la ropa, el volumen de aire encerrado en las fibras, la resistencia a la difusión del vapor de agua, las capas de ropa, el ajuste del cuerpo y la permeabilidad al aire influyen directamente en la calidad de nuestro sueño. Además, las sensaciones térmicas difieren en gran medida de un individuo a otro. [21]

Otros aspectos a considerar son las cargas electrostáticas que afectan directamente sobre la calidad del descanso o las emanaciones tóxicas de los tejidos no naturales.

Los factores mencionados en relación con el tipo de textil junto con el factor humano, es decir, la tasa metabólica determinada por el nivel de actividad del cuerpo, darán lugar a un microclima característico de la cama que influye en la profundidad del sueño. Sudar o pasar frío puede ser un indicador de que este microclima no es el adecuado.

Elementos

 

La ropa de cama ha evolucionado mucho en los últimos años. Hoy en día, disponemos de opciones para generar múltiples capas, ya no únicamente con una voluntad estética sino también como una estrategia de regulación térmica. Ésta nos permite añadir o eliminar elementos en función de las necesidades de cada individuo y de la temperatura y humedad ambiental en cada momento.

Los principales elementos a considerar son: fundas nórdicas, rellenos nórdicos, colchas y edredones, sábanas, plaids y mantas y fundas de almohada.

En primer lugar, se consideran las dimensiones de estos elementos con el fin de adecuarlos a la talla corporal y a las dimensiones de la cama. Así mismo, según la estación del año o la temperatura, es mejor utilizar unos elementos u otros.

Lo mejor es una manta denominada de cuatro estaciones. Se trata de una combinación de una manta más gruesa y una más delgada las cuales se alternan en función de la temperatura, pudiendo utilizar las dos al mismo tiempo o tan solo una de ellas.

Tejidos naturales

 

Las fibras utilizadas para la ropa de cama influyen en el descanso y el confort de las personas, por lo que resultan clave en el diseño de dormitorios salurables. De hecho, los productos fabricados a partir de tejidos naturales contribuyen positivamente en el confort, ya que cuando entran en contacto directo con el cuerpo humano causan un impacto positivo, reduciendo el estrés oxidativo – producción incontrolada de radicales libres y falta de antioxidantes para neutralizarlas que altera los procesos celulares -, la tensión muscular y los trastornos del sueño. [22]

Los principales tejidos naturales se clasifican según su fuente de extracción y pueden ser de origen vegetal, animal o mineral. Los de origen vegetal -como el algodón y el lino- y los de origen animal -como la lana y el pelo de cabra y camello- destacan por su uso y cualidades.

 

tejidos naturales de algodón para el diseño de dormitorios saludables

 

– Algodón

Procedente de semillas, se trata del tejido natural más común. Es agradable al tacto por su suavidad y flexibilidad. Además, presenta resistencia a la difusión del vapor de agua. Se pueden distinguir distintos tipos de algodón entre los cuales destacan el orgánico por su método de cultivo y el egipcio por sus características mecánicas.

La plantación de algodón ha causado controversia en los últimos años por el impacto medioambiental que supone. La plantación de algodón consume grandes cantidades de fertilizantes, insecticidas y agua. Recientemente han aparecido iniciativas de desarrollo de cultivos controlados y respetuosos con el medio ambiente, obteniendo así algodón orgánico, sin hacer uso de pesticidas ni aditivos químicos en los fertilizantes.

El hecho de apostar por la producción ecológica no sólo es favorable para el medio ambiente, ya que se reducen las emisiones de carbono y la deposición de tóxicos al medio ambiente, sino que también es sinónimo de proteger la salud de miles de personas que trabajan diariamente en contacto con estos tóxicos, así como al usuario final que los absorbe o respira. [22]

Por otra parte, el algodón egipcio se considera un tipo de tejido de más calidad que el algodón común. Sus hilos son muy finos y la fibra puede ser corta (menor de 20 mm), media (entre 20 y 40 mm) o larga (mayor de 40 mm) -, de modo que el tejido resultante es más denso y muy resistente. Las fibras largas se caracterizan por ser utilizadas para la producción de hilos muy finos que dotan de más suavidad al tejido. [23]

El número de hilos del algodón también es índice de calidad. Puede variar entre 100 a 800. Se considera que, cuantos más hilos, de mayor calidad es el textil de algodón, ya que los hilos son más finos y, por lo tanto, más denso es el textil y más agradable al tacto.

Aunque el algodón es ampliamente utilizado en ropa de vestir, también se utiliza en el hogar para juegos de ropa de cama como sábanas y fundas para almohadas, edredones y colchones. También se pueden encontrar persianas enrollables y cortinas de este material.

Otro claro ejemplo del uso del algodón en el hogar más allá del diseño de dormitorios saludables son las toallas, por la capacidad de absorción que presenta este material.

 

– Lino

El lino es una de las fibras textiles más antiguas. Se trata de una fibra de origen vegetal que se caracteriza por la buena permeabilidad del aire, la higroscopicidad y la baja susceptibilidad frente las cargas electromagnéticas.

Su capacidad por absorber y retener el agua en una proporción entre el 50 y 60% de su peso, lo convierte en un tejido muy fresco, adecuado sobre todo para el verano. Mientras que sus largas fibras (entre 20 y 40 cm) permiten hilaturas finas que aportan suavidad al tacto. [22]

Por otro parte, las fibras de lino son más resistentes a tracción que el algodón. Por lo tanto, los textiles de este material son más rígidos, hecho que los dota de mayor durabilidad.

El lino se utiliza para una amplia gama de textiles del hogar, tanto en ropa de cama -sábanas y fundas para almohadas, edredones y colchones-, en ropa de mesa -manteles, servilletas o paños de cocina- como en cortinas, alfombras u otros textiles decorativos.

A nivel de ecología y salud, el lino es una planta de rápido crecimiento que no requiere pesticidas ni fertilizantes, además de consumir muy poca agua para su cultivo. Si su composición es 100% natural y no está mezclada con algodón o tejidos sintéticos, es posible reciclarlo y transformarlo en productos derivados como el papel o incluso en aislamiento de viviendas, debido a su composición en base a celulosa. Además, es un tejido biodegradable.

 

– Lana de oveja

La lana de oveja es una fibra de origen animal, concretamente es un tipo de pelo que recubre el cuerpo de ovejas y carneros y está formada a base de la proteína conocida como queratina.

Se trata de una fibra suave y rizada. Este rizado está relacionado directamente con la calidad de la lana. Por eso, la lana merino – un tipo de lana que proviene de la oveja merina, una raza de oveja que ha desarrollado un pelaje grueso pero ligero para sobrevivir en climas extremos – se considera una lana de mayor calidad ya que tiene unos 12 rizos por centímetro lineal, mientras que en las demás lanas suele haber entre uno o dos rizos por centímetro. [24]

La lana es un material higroscópico ya que puede retener el agua entre el 40 o 45% de su peso. No obstante, esta capacidad de absorción no significa que se humedezca, sino que se introduce en la fibra. De este modo, puede amortiguar los cambios de humedad del ambiente y de la piel, absorbiendo el sudor y, por lo tanto, ayudando a mejorar la calidad del sueño [24].

El aislamiento térmico es otra de las principales propiedades de la lana, remarcable en el caso de la lana merino, la cual puede albergar una gran cantidad de aire, dificultando la conducción térmica entre las dos caras del tejido.

Este factor junto a la higroscopicidad favorece a nivel de bienestar en el diseño de dormitorios saludables, ya que proporciona una sensación cálida al cuerpo, mediante su capacidad de retención del calor de la piel. Al mismo tiempo, puede retener la humedad cuando la temperatura exterior es alta, absorbiendo calorías y manteniendo el cuerpo fresco.

La lana de merino además de utilizarse en prendas de abrigo, también se utiliza en cubrecamas, colchones, rellenos de colchones, almohadas y mantas.

Cabe destacar que hay estudios que investigan si el uso de la lana puede ayudar a mejorar la salud de las personas. De hecho, los pacientes con fibromialgia -una enfermedad debilitante que causa dolor crónico- han requerido tratamientos en los que se hacía uso de lana. Los pacientes que usaron lana durante un período de 20 semanas mostraron mejoras significativas en la puntuación del dolor y el índice de calidad del sueño, en comparación con una evaluación inicial de 7 semanas sin productos de lana. [25]

Además, diversos estudios pediátricos han demostrado que el uso de la lana merino, gracias a sus capacidades térmicas e higroscópicas, puede ayudar en la gestión de la dermatitis atópica infantil. [26]

 

tejidos naturales lana de oveja en el diseño de dormitorios saludables

 

– Pelo de cabra

El pelo de la cabra se distingue de la lana de oveja por su estructura física, es decir, es fino y liso, sin rizos. De hecho, esta es la principal diferencia entre pelo y lana, ya que por lo que respecta a la composición química es muy similar.

Dentro de este tipo de fibra destaca el pelo de cabra de Cachemira -una región asiática compartida por India y Pakistán- ya que se caracteriza, concretamente, por ser muy elástico y suave. Sin embargo, al tratarse de una fibra escasa, su coste es elevado y se suele tejer mezclado con otras fibras.

El pelo de cabra igual que la lana de oveja, también se califica por su higroscopicidad, el excelente aislamiento térmico y la capacidad de regular la temperatura corporal. Sin embargo, las fibras de lana de cabra son más rígidas y duraderas que las de oveja. [27]

El pelo de cabra se utiliza en textiles para el hogar como mantas, alfombras y tapicería. Aunque es más habitual que se teja para prendas de vestir como abrigos, chaquetas, gorros, bufandas, etc.

 

– Pelo de camello

El pelo de camello se distingue por su finura, es suave y liso. Entre las fibras de origen natural, la de este animal se considera que tiene la mayor capacidad de aislamiento térmico de todas. [28]

A pesar de su propiedad aislante, es una fibra ligera. De este modo, se utiliza para para la fabricación de tejidos ligeros e impermeables, como abrigos. Para textiles de interior, se encuentra sobre todo en mantas y alfombras.

Según diversos estudios recogidos por The Textile Institute, las dos fibras óptimas para la ropa de cama son la lana y el lino. Ambos tejidos tienen la capacidad de bajar la temperatura de la piel y hacer una buena gestión de la humedad. Esto ayuda al cuerpo a mantener el calor cuando hace frío y el frescor cuando hace calor.

Dichos estudios prueban que tanto la lana como el lino no causan estrés oxidativo, el cual es responsable de diversas enfermedades. [22]

Además, la lana y el lino son causantes de la activación de las glándulas sebáceas – encargadas de proteger la piel -, hecho que puede suponer una mejora de la protección de la piel frente las condiciones externas. Por este motivo, se trata de materiales que suelen estar asociados a menores reacciones alérgicas gracias a las propiedades de inhibición de bacterias. [22]

Tejidos sintéticos

 

Las fibras sintéticas se forman a partir de derivados del petróleo, de modo que contienen sustancias tóxicas. Se caracterizan sobre todo por sus propiedades termoplásticas – es decir, tienen sensibilidad térmica, se ablandan con el calor -, así como por su resiliencia, elasticidad y dureza.

Al contrario que las fibras naturales, tienen una baja absorción al agua y fibras cortas, que favorecen el fenómeno del pilling, el cual es una formación de bolitas en el tejido. Además de que se cargan fácilmente de electricidad, hecho que puede resultar incómodo ya que transmiten electricidad estática.

Sin embargo, la toxicidad de estas fibras no sólo viene dada por los compuestos químicos presentes en las materias primas, sino también por los procesos y tratamientos a los que son sometidas con el objetivo de reducir su electricidad estática, mejorar el brillo, matear o evitar la formación de pilling y que también influyen en su toxicidad.

Por ejemplo, para reducir la carga eléctrica se emplean productos ignífugos; para aumentar el brillo, sosa cáustica, para matear, boro, cinc y metilenurea y para evitar el pilling, resinas y cloruro de sodio. [29]

Entre estas fibras sintéticas destacan las poliamidas, el poliéster, el polipropileno, el polietileno -más conocido como PET-, las fibras acrílicas y las resistentes al fuego. Es muy habitual que se usen en ropa deportiva, bañadores y ropa interior, aunque también se encuentran diversos elementos textiles para el hogar como alfombras, cortinas, cubrecamas o almohadas.

En personas sensibles, con alergias o bien con sensibilidad química, el uso de estos tejidos les puede ocasionar desde irritación de la piel, enrojecimientos y urticaria hasta irritación de los ojos, la garganta y problemas respiratorios.

El caso del poliéster ―uno de los tejidos sintéticos más ampliamente usados― contiene componentes como glicol etilénico, ácido tereftálico y formaldehído, que además de provocar los efectos mencionados arriba, también son conocidos como cancerígenos. [29]

– Micropartículas contaminantes

Actualmente, dos tercios de la producción textil mundial se lleva a cabo a partir de productos sintéticos y, teniendo en cuenta que se trata de fibras derivadas del petróleo, la producción, uso y reciclado de los mismos tienen un elevado impacto medioambiental. Desde las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de su extracción, transporte y transformación hasta la emanación de micro plásticos en cada uno de los lavados de las fibras hasta su desecho.

Concretamente, la contaminación ocasionada por el lavado de estos tejidos sintéticos es una de las principales fuentes de contaminación de océanos. Las prendas sintéticas contribuyen hoy en día a la deposición del 35% de los micro plásticos de los océanos. Además, a diferencia de las fibras naturales que se caracterizan por ser biodegradables y menos persistentes, las fibras sintéticas no presentan la capacidad de degradación y persisten en el medio durante décadas. [25]

En el año 2011, la organización Greenpeace inició la campaña llamada Detox con el fin de conseguir que marcas de ropa y textiles que utilizaban productos químicos tóxicos contaminantes del agua se vincularan para no generar residuos.

 

Certificaciones ecológicas de tejidos

 

Las certificaciones ecológicas en productos textiles son una herramienta para detectar aquellos tejidos que incluyen menor contenido o están libres de tóxicos o químicos potencialmente nocivos para la salud de las personas o del medio ambiente.

Entre los más destacados encontramos el sello Natur Textil y GOTS (Global Organic Textil Standard), ambos de origen alemán, que destacan por tener en cuenta todo el proceso, desde el cultivo hasta el uso del consumidor. De este modo, dichos sellos evalúan la cantidad de fibras orgánicas que contienen los tejidos, el proceso de fabricación según criterios ecológicos y sociales -esto incluye des de los químicos utilizados hasta el trato ético hacia los trabajadores-, y los tratamientos posteriores como embalaje, etiquetado, comercialización y distribución.

Natur Textil se diferencia del GOTS porqué garantiza que un 100% de las fibras son de origen ecológico. Mientras que el GOTS o bien se califica por asegurar que un 95% de las fibras son orgánicas o bien especifica el porcentaje concreto de fibra orgánica del tejido, aunque para obtener este sello siempre debe ser mayor de 70%. [29]

Por otro lado, existen otras certificaciones como el Fair Trade español que apuesta por un comercio más sostenible y justo; los Ecocerts otorgados por el IMO (Institute for Marketecology), un organismo suizo que defiende la implementación de prácticas sostenibles en la producción no sólo textil, también en otros ámbitos; los estándares desarrollados por la OE (Organic Exchange), una empresa comprometida por la sostenibilidad textil, o el Oko-tex standard 100 que se centra en la detección de sustancias nocivas en los tejidos.

BIBLIOGRAFÍA

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  2. The Bedroom Environment Sleep Foundation. Danielle Pacheco, Dr. Anis Rehman, 2022
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  26. Determining Effects of Superfine Sheep wool in INfantile Eczema: a randomized paediatric crossover study J.C. Su, R. Dailey, M. Zallmann, 2017
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