Salud y biohabitabilidad
¿Qué es la Bioarquitectura?

Es posible que en las últimas décadas hayáis escuchado alguna vez el término bioarquitectura.
Si es así, lo más seguro es que al mismo tiempo os hayan entrado muchas dudas sobre qué es la bioarquitectura.
El artículo de hoy pretende aclarar este concepto del mundo de la arquitectura sostenible.
Para empezar, es importante que analicemos la palabra, que podemos descomponer en:
¿Qué significa Bioarquitectura?
El término «arquitectura» proviene del griego y se compone por arch “jefe” o “autoridad”, y tekton “constructor”.Podemos entender pues que para los griegos, el arquitecto era el jefe o director de la construcción, y la arquitectura la técnica o arte de quien realizaba el proyecto y dirigía la construcción de los edificios y estructuras, ya que la palabra techné significa ‘creación, invención o arte’.
Bio: Éste término, también de origen griego, significaba vida y se usa actualmente como prefijo sobre todo en el campo de las ciencias naturales.
Es decir, al final el concepto bioarquitectura engloba toda aquella arquitectura que busca establecer unas relaciones equilibradas entre lo construido, el medio ambiente, el entorno y las personas que habitan estos espacios.
Además, a nivel constructivo, se intenta dar la mejor repuesta y uso a los recursos energéticos del lugar, para así generar el menor impacto posible sobre el medio ambiente local.
¿Cuál Es el Trabajo de un Bioarquitecto – “director de construcción de espacios para la vida”?
Una vez entendido, por lo menos a nivel de significado, qué es la bioarquitectura, seguramente nos preguntemos por qué La mayoría de espacios que se diseñan hoy en día no están pensados para la vida, bien sea:
a. Porque las condiciones del ambiente interior no son saludables para las personas.
b. Porque la propia construcción ha alterado en exceso el medio natural.
En el primer caso, aunque los humanos estamos diseñados para vivir en relación con el espacio natural, hemos adaptado de tal forma el entorno para hacerlo más amable y mejorar nuestra supervivencia, que hemos superado los límites planetarios.
Hemos llegado a alterar el orden natural, durmiendo en invierno destapados y con calefacción toda la noche mientras en verano, nos tapamos al tener el aire acondicionado a toda marcha.
El segundo punto hace referencia a algo más constructivo. Antiguamente, las casas se construían según el conocimiento tradicional y utilizando materiales disponibles en la zona. Ahora estas condiciones lógicas han pasado a ser un capricho del propietario, llegando a construir casas de madera proveniente de bosques nórdicos que se venden como “ecológicas” por ser de madera, sin tener en cuenta que el material ha viajado miles de kilómetros por carretera, emitiendo más CO2 del que ha absorbido el árbol a lo largo de su crecimiento.
Para que estas incongruencias no ocurran, es fundamental el papel del arquitecto, o en este caso: bioarquitecto.
Qué es la bioarquitectura
Así la bioarquitectura es aquella arquitectura en armonía con el medio ambiente y con las personas.
Y cuando decimos -en armonía- nos referíamos a que se respeta el estado natural del medio ambiente y del lugar, alterando lo mínimo y utilizando los recursos con coherencia y sentido común de la forma más sostenible posible.
Diseño de espacios en armonía con las personas y con el entorno natural
En armonía con las personas para crear espacios
Para crear espacios en armonía con las personas y que respondan bien a qué es la bioarquitectura debemos pensar antes de nada en generar espacios sanos.
Estos ambientes deberán asegurar unas temperaturas no muy elevadas, con una humedad media del 50%, sin materiales derivados de productos químicos y evitar al máximo cualquier tipo de ondas electromagnéticas.
Para aquéllos escépticos podríamos discutir si los niveles de ondas electromagnéticas deben respetar los estándares normativos de la UE, de la OMS, del Gobierno de España o bien podemos ir al Pirineo y medir con aparatos de ondas de alta y baja frecuencia y comprobar que son del orden de entre 100 y 1000 veces menores que en el centro de una ciudad.
Con esta comprobación empírica podemos discutir largo y tendido sobre los efectos de las ondas electromagnéticas sobre la salud de las personas pero nadie negará que el principio de precaución como humanos nos indica que descansaremos mejor en el Pirineo que en un piso al lado de un centro de transformación eléctrica o antena de telefonía.
La realidad es que, como todos los efectos a largo plazo sobre el cuerpo humano, como la genética de cada individuo, son imposibles de demostrar su relación causa-efecto. Por ejemplo, si dentro de 20 años tenemos cáncer, nadie sabrá decir si habrá sido debido a la exposición al sol, a la exposición a humos contaminantes de tubos de escape, a exposición a ondas electromagnéticas, a químicos presentes en el hogar, a residuos de fertilizantes y pesticidas presentes o bien a una combinación de todos los anteriores en pequeñas dosis a lo largo de muchos años.
En armonía con el entorno
Otro aspecto vital para que, como arquitectos, resolvamos nuestros proyectos y diseños respondiendo a la definición de qué es la bioarquitectura, sería el generar espacios que estén en completa armonía con el entorno.
Para conseguirlo deberemos prestar mucha atención en los materiales.
Elegiremos siempre materiales de proximidad. Renovables (si es posible), reciclables, o reutilizables. Que hayan sido transformados lo mínimo posible y cuya emisión de CO2 en caso de haber pasado por algún proceso de transformación, transporte, puesta en obra, e incluso en su futura vida útil sea también el menor posible.
En resumen, hay que asegurar que los materiales sean saludables y que contribuyan a mejorar el ambiente interior.
Principios de la bioarquitectura
Una vez vistos los criterios básicos de diseño de la bioarquitectura, podemos pasar a explicar un poco mejor qué es la bioarquitectura desde el punto de vista de sus principios constructivos.
La bioarquitectura es una forma de proyectar construcciones que se basa en principios naturales, utilizando materiales y recursos locales disponibles en el ecosistema donde se construye, como la tierra, la madera o las fibras vegetales y que se inspira, recupera y mejora técnicas tradicionales.
De hecho, la relación entre el hombre, la arquitectura y la naturaleza, es algo que viene dado desde los orígenes de las civilizaciones pero esta interacción, al principio armónica, se fue separando a medida que las tecnologías avanzaban y utilizando el medio ambiente de forma irrespetuosa y abusiva.
Esta mala utilización de los recursos naturales que nos brinda el planeta tierra, está ocasionando graves problemas y consecuencias para la sociedad.
El calentamiento global, sequías, contaminación, desforestación y acumulación de residuos es algo que desafortunadamente forma parte de nuestra vida cotidiana.
Por ello, es importante tomar conciencia de esta situación y apostar de ahora en adelante por soluciones y estilos de vida más sanos, que respeten el entorno y busquen siempre el equilibrio entre confort y sostenibilidad.
Nuestro despacho tiene muy claros estos principios como filosofía de estudio de arquitectura.
Sabemos que el papel que juega la arquitectura en todo esto es vital para asegurar un futuro sano de la sociedad y del planeta.
Somos conscientes de que muchas de las nuevas técnicas de construcción, además de ser más costosas, implican una alta demanda de energía y que por lo general sobrepasan la capacidad de renovación de los recursos naturales, suponiendo un desequilibrio para los ecosistemas.
Por eso, y frente a esta realidad, optamos por la bioarquitectura como forma de hacer arquitectura.
Una arquitectura que se sustenta en principios naturales y donde edificación y ecosistema se integran de forma equilibrada.
La naturaleza puede y debería servirnos como inspiración para crear espacios que cumplan su función óptimamente y se encuentran en armonía con su entorno.
Relacionamos además éste tipo de arquitectura con otros conceptos y estrategias por las que apostamos también por una arquitectura ecológica, eficiente, sana, natural etc.
Estrategias de la bioarquitectura
1. Estudiar las necesidades de cada familia
Como ya os hemos comentado anteriormente, la bioarquitectura debe tener muy en cuenta las necesidades de cada familia y adaptarse a ellas.
Podemos encontrar familias de muchos tipos y características.
No es lo mismo una familia con niños pequeños que pasan la tarde en casa que una familia con niños universitarios que solo vienen los fines de semana. En el segundo caso por ejemplo podríamos diseñar, según los criterios de qué es la bioarquitectura, una casa por módulos independientes tanto a nivel de instalaciones como a nivel constructivo.
Un ala o módulo podría estar dedicado a la vida cotidiana, con elementos más macizos y con mayor inercia, mientras que el modulo para hijos o invitados se puede plantear como algo más ligero, bien aislado y que permita un rápido calentamiento de los espacios.
Una de nuestras casas, la casa de Lupe y Carlos en Llucmajor, responde a éstas características. No dudéis en echarle un ojo para que os sirva de referente de cómo trabajamos en Slow Studio y cómo intentamos siempre responder a qué es la bioarquitectura.
2. Diseño bioclimático para conseguir una casa pasiva de consumo nulo
En segundo lugar, es muy importante para entender qué es la bioarquitectura, que en los diseños que hagamos pensemos siempre en conceptos bioclimáticos que además busquen el mínimo consumo energético posible.
Para conseguirlo podemos servirnos de diferentes estrategias:
1. Aprovechar al máximo la energía del sol mediante sistemas de captación solar e inercia térmica.
2. Pensar en disponer de un buen aislamiento para conservar la temperatura interior es vital para minimizar las perdidas energéticas en nuestra vivienda.
3. Mediante la simple instalación de ventanas en fachadas opuestas generamos corrientes de aire, mas conocidas como ventilación cruzada que favorecen la renovación de aire viciado interior además de refrescar el ambiente.
4. Evitar posibles puentes térmicos trabajando el detalle constructivo sobre todo en puntos conflictivos como aberturas y encuentros con elementos del exterior nos evitara también muchas pérdidas energéticas y asegurara la estanqueidad de los espacios habitables.
5. A pesar de que el sol es una fuente importantísima de energía y por lo tanto debemos captar y acumular esta radiación, en ciertas épocas del año un exceso de radiación pueden propiciar el sobrecalentamiento de los ambientes interiores.
Para evitarlo deberemos apostar por la instalación de elementos de protección solar pasivos, muy típicos en la arquitectura tradicional como porches, toldos, lamas móviles, aleros sobre las ventanas, etc.
6. Finalmente, otra estrategia tradicional que podemos incorporar a cualquier construcción que siga las pautas de qué es la bioarquitectura, es la utilización de patios interiores que generan microclimas temperados para ayudar a temperar la vivienda en sus partes más alejadas de las fachadas.
3. Casa sana
Para acabar, pensar en generar una casa sana en todos los sentidos es también algo básico para conseguir un diseño que responda a qué es la bioarquitectura.
Pero, ¿qué es una casa sana?
Una casa sana es aquella que responde a cuatro puntos:
1. Humedad media (50%): La cuestión de la humedad es muy importante para asegurar que una casa sea sana. Disponer de una humedad inapropiada en ambientes interiores puede propiciar la aparición de resfriados, sequedad en ojos y garganta, molestias cutáneas etc. Para evitar estos síntomas, deberemos asegurar que la humedad relativa media sea constante y que se encuentra siempre entre un 40 y 60%.
2. Temperatura constante: Generar un ambiente interior temperado. Se considera más sano que el ambiente sea un poco frío. El confort térmico viene determinado por la combinación de diferentes factores: temperatura atmosférica, superficial, movimiento del aire, humedad, etc. Con ello se puede establecer que el rango de temperaturas tolerable a nivel de confort humano están entre los 17 y 27ºC. Es importante ser tolerante y entender que cada uno tiene sensaciones térmicas distintas al mismo tiempo que por ejemplo se pueden establecer diferencias entre el ámbito laboral y el doméstico.
3. Electroclima: Disponer de instalaciones eléctricas biocompatibles, y generar espacios con una baja carga electroestática.
4. Materiales sanos y naturales: Apostar por materiales sanos y naturales, con buenas propiedades térmicas (aislamiento, inercia…) e higroscópicas (acumulación de vapor de agua sin generar condensaciones), de baja conductividad eléctrica y a ser posible con un olor neutro para asegurar la salud de todo aquel que conviva en los espacios que éstos generen.
¿Qué materiales utiliza la bioarquitectura?
Estrictamente, si queremos atenernos a los parámetros de qué es la bioarquitectura, los únicos materiales que cumplirían todos los requisitos serían aquellos de disponibilidad local, poco o nada transformados.
– Madera : Siempre y cuando sea de procedencia local.
– Tierra : La tierra se usa desde siempre. La arquitectura tradicional utilizaba ya las propiedades aislantes de la tierra para generar muros gruesos con alta inercia térmica. Hoy en día, se ha perdido un poco su uso ya sea por temas estéticos como de resistencia y demanda del mercado.
Por ello, resulta una técnica cara en la actualidad puesto que se necesita de mano de obra muy especializada y que invierta muchas horas de trabajo.
Como alternativa, existen variantes algo económicas como el BTC (bloque tierra compactada, tipo cannabrick, etc.)
– Bloque cerámico: Finalmente el bloque cerámico es otra opción eco y natural con la que construir casas sanas.
Tiene cualidades de resistencia e inercia térmica buenas. Es además una solución económica y muy usada actualmente por la facilidad de trabajo y de encontrar mano de obra especializada.
A pesar de ello, hay que tener cuidado con la cerámica (y con la tierra también) ya que aunque sean materiales ecológicos y sanos, no son renovables.
A parte de estos materiales existen muchos otros que podemos utilizar, sigan o no estrictamente los parámetros de la bioarquitectura.
Podemos igualmente construir una casa eficiente de bloques de hormigón, por ejemplo, y aunque no se trate de un material estrictamente natural, puede conseguir altos niveles de eficiencia.
En conclusión, según nuestro punto de vista, la arquitectura debe, primero de todo, respetar las necesidades de la familia, funcionar por si sola gracias a estrategias pasivas, requiriendo así el mínimo aporte de energía que se lleva a cabo de fuentes renovables y finalmente y a ser posible, ser sana.