Energía

Construir una casa desconectada de la red

Querer construir una casa desconectada de la red es una buena opción, ya que una vez construida podremos vivir sin pagar recibos energéticos de ningún tipo.
Publicado el 05 junio 2018

Cada semana recibimos consultas en el estudio de personas que quieren construir una casa desconectada de la red y es que la idea de que una vez hemos construido nuestra casa vamos a vivir sin pagar recibos de ningún tipo es muy atractiva pero también tiene un coste.

A la mayoría de clientes les cuesta mucho asimilar que para conseguir el consumo nulo es necesario invertir algo más durante el proceso de construcción y para ello deberemos posiblemente sacrificar algunos metros de vivienda.

Así que no todo son buenas noticias, ya que aunque disponemos del conocimiento y los medios, construir una casa desconectada de la red es más caro, ¡sí! y la amortización no es inmediata, pueden pasar unos 10 años hasta que hayamos recuperado la inversión.

Aclarado este punto, veamos en qué consiste y cuál es la viabilidad de construir una casa desconectada de la red.

Y es que si optamos por un estilo de vida sostenible; el diseño, materiales, sistemas y construcción de nuestro hogar deberá buscar en todo momento un equilibrio en cuanto al consumo de energía y uso de recursos naturales.
Una casa autosuficiente, es aquella que se abastece de sí misma, siendo capaz de producir la energía que consume y el resultado de su consumo es nulo.

Construir una casa desconectada de la red, debería ser hoy en día algo más integrado en nuestra sociedad, más considerado sobre todo en los pasos previos a la construcción misma de la vivienda, sin embargo, la construcción autosuficiente aún se considera una inversión cara e inalcanzable.

Es cierto que se necesita una inversión previa más elevada que el caso de las casas convencionales. Pero esta inversión se amortiza en un periodo relativamente corto (unos 10 años) ya que el ahorro que conseguimos en una casa desconectada de cualquier suministro es tal que el sobrecoste de construcción extremadamente rápido de amortizar.

Dividiremos las estrategias en dos grupos. Las primeras son las pasivas, es decir aquellas que aprovechan los recursos naturales (suelo, orografía, sol, temperatura y humedad, vientos, etc.) que les ofrece el mismo clima y lugar donde se encuentran. En segundo lugar, las estrategias activas, que se sirven de la instalación de sistemas mecánicos para ayudar a cubrir la demanda energética y de confort de la vivienda.

Estas estrategias no son de uso general y deben adecuarse a cada condición y sitio particular donde deseemos construir nuestra casa de consumo nulo.

 

 

Estrategias pasivas para construir una casa desconectada de la red

 

Orientación e implantación

 

Una de las estrategias más importantes al construir una casa desconectada de la red es la orientación. De ella dependerá la disposición y composición de las aberturas, el diseño de los muros y la distribución de las estancias interiores.

Ésta orientación se decide en la fase proyectual y debe tener en cuenta el recorrido del sol durante las horas de día así como su inclinación en cada estación del año.

Es vital, para conseguir que el consumo de la vivienda sea nulo, que aprovechemos al máximo la radiación solar y esto se conseguirá si orientamos y emplazamos bien nuestra casa. En los climas temperados como el nuestro, no debemos olvidar que , aunque en invierno la intención es captar la mayor parte de radiación posible, en verano las cosas cambian y esta demanda disminuye de forma que deberemos protegernos del sol.

Para hacerlo las estrategias suelen venir directamente desde el diseño de las aberturas, dotándolas de filtros practicables que podemos adaptar según la época del año y la hora del día.

Otro recurso es el de la vegetación. Con una buena elección de la flora que rodea la vivienda – siempre y cuando esto nos sea posible – podremos servirnos de los ciclos de foliación para proteger y refrescar la casa en verano sin perder la irradiación en invierno.

Finalmente, y también dependiendo del diseño de la vivienda, podemos generar espacios de transición entre el exterior y el interior de la vivienda en forma de porches que se puedan abrir o cerrar en función de los requerimientos y funcionando a modo de invernadero que capta sol y lo cede al interior.

Las estancias de día pueden emplazarse en las fachadas que recibirán luz durante las horas de sol. Las piezas de servicio así como los dormitorios pueden quedar en la parte más fresca y alejada de la radiación.

En cuanto a la implantación en el terreno, debemos aprovechar las condiciones del solar para favorecer las condiciones de la vivienda. Por ejemplo, aprovechar los terrenos inclinados para asentar el edificio en el propio terreno. Con esto, parte de la vivienda queda semienterrada y por lo tanto más aislada.

El primer paso que deberemos hacer es seleccionar esos muros que servirán de captadores de calor y esos que simplemente nos aislaran del exterior.

Por otro lado, pensar en el grosor de los cerramientos así como en el aislamiento que utilizaremos puede contribuir a no desperdiciar la energía captada , sirviéndonos de sistemas de inercia y evitando perdidas hacia el exterior con un buen aislamiento.

Construir con materiales locales es siempre más coherente y sostenible. En caso de construir en madera podemos optar a contactar con aserraderos locales que construyan con secciones menores, madera maciza y estructuras de entramado ligero. En caso de utilizar ladrillo, hay buenas alternativas ecológicas de procedencia local.

En cuanto a paneles prefabricados deberemos huir de los no ecológicos, es decir aquellos que utilicen materiales plásticos, agentes químicos difíciles de reciclar e incluso a veces perjudiciales para la salud.

 

 

Aprovechamiento del agua

 

En cuanto al abastecimiento de agua, este se puede obtener con dos sistemas según si tenemos o no agua en nuestro terreno.

(a) Recogida agua de la lluvia con posterior filtrado (sistema con luz ultravioleta).

 

Tanto si tenemos agua en el subsuelo como si no, aprovechar y almacenar el agua de la lluvia es siempre una buena opción.

El sistema es sencillo y su instalación nada complicada. El agua se recoge a través de la cubierta de nuestra casa y se lleva a través de los bajantes hasta un depósito ubicado normalmente bajo tierra. Esta ubicación se debe tanto por sus grandes dimensiones (puede llegar tener una capacidad de alrededor de 10.000 litros) así como para mantener estable la temperatura del agua.

Es necesario tener en cuenta que aunque la teoría de recogida de agua es muy sencilla, se debe valorar la cantidad de agua a recoger según la pluviometría de nuestra ubicación y en todo caso será necesario hacer un uso racional del agua. En nuestra latitud suele llover pocos días gran cantidad de agua y por este motivo los depósitos deben ser de mayores dimensiones que en climas más lluviosos.

En todo caso, será indiferente que el diseño de nuestra cubierta sea inclinada o plana, pero en cada caso deberemos prever que la recogida de agua empiece una vez se ha limpiado el polvo y suciedad reciente de cubierta y bajantes.

 

(b) Pozos subterráneos propios.

 

Solamente excavaremos un pozo subterráneo si sabemos de la existencia de agua en el subsuelo de nuestro terreno.

Para determinar la presencia o no de ésta, deberemos contactar con un experto o maestro zahorí, cuyo oficio se basa en la detección de corrientes subterráneas y pozos de agua mediante varillas metálicas, de madera o péndulos.

El proceso constructivo del pozo empieza por la excavación hasta el nivel freático (donde se encuentra el agua) y posteriormente se instala una bomba de extracción y las canalizaciones pertinentes.

No debemos olvidar la posibilidad de que nuestro pozo pueda secarse o quedarse sin agua si el consumo es elevado o si, por cualquier motivo, deja de llegarle agua.

 

Uso y consumo del agua

 

Una vez hemos construido los mecanismos de obtención de agua debemos establecer las pautas y sistemas para su consumo.

Construir una casa desconectada de la red implica obtener agua de forma natural. Cortamos por completo el suministro del exterior pero para ello debemos concienciarnos y comprometernos a no abusar de su consumo. Si no lo hacemos correremos el riesgo de quedarnos sin agua. Es importantísimo reducir y optimizar al máximo en consumo de agua de la vivienda.

Como ayuda, disponemos de sistemas de reutilización de agua, con los que podemos aprovechar por ejemplo el agua que pasa por el lavamanos o la ducha en el inodoro tras un sencillo proceso de filtrado. No obstante, podemos obviar este último consumo en el inodoro mediante la instalación de un váter seco, que no requiere agua para su funcionamiento y cuyos residuos se transforman en compost que se vierte en la tierra del jardín.

El agua para el consumo propio (agua para beber) proviene de esa agua almacenada en el tanque de nuestra casa. Es necesario un filtrado previo ya que el más mínimo polvo o residuo orgánico puede generar el crecimiento de microorganismos.

El filtrado de agua desde su recogida hasta el consumo final pasa por distintos filtros:

– un filtro inicial que separa las partículas de mayor tamaño mediante gravedad.

– un segundo tratamiento biológico que descompone las partículas de suciedad.

– esterilización mediante filtro ultravioleta que elimina microorganismos y bacterias.

 

Ventilación natural y suministro de aire caliente

 

A pesar de que en nuestra casa autosuficiente debemos aislarnos al máximo del exterior, es importante ventilar y aportar al interior cierto aire fresco.

La incorporación en el diseño de la vivienda de patios interiores y aberturas en fachadas opuestas son estrategias muy útiles a la hora de ventilar y regenerar el aire viciado de las estancias. Además de ofrecer una aportación lumínica y visual de relación con el entorno exterior.

Por si fuera insuficiente, existen sistemas mecánicos que aseguran la regeneración de aire sin perder las condiciones de confort de las estancias interiores.

Lo que se hace es conducir el aire interior a través de un mecanismo que recupera el calor y se lo traslada al aire nuevo que entra. El mismo sistema incorpora filtros que garantizaran que el aire aportado será de buena calidad, algo muy útil en caso de entornos contaminados.

La aportación a la vivienda de aire caliente puede servir tanto para ventilar como para calentar las estancias. Un mismo sistema puede cubrir dos necesidades.

Estancias semi-exteriores pueden, en invierno, cubrirse con cristales que mediante el efecto invernadero, calentaran el aire de la sala. Este aire pre-calentado puede conducirse al interior de la vivienda contribuyendo al confort climático de las habitaciones.

 

Suministro de energía por placas fotovoltaicas

 

Hoy en día, el uso de placas fotovoltaicas es el sistema más utilizado para generar electricidad y también el más adecuado para construir una casa autosuficiente.

¡No hay que confundir las placas fotovoltaicas con las solares! Estas últimas no generan electricidad sino agua caliente.

Las placas fotovoltaicas, generan corriente eléctrica a partir de los rayos solares que captan pues su funcionamiento se basa en la conversión de la radiación solar en energía eléctrica.

Su eficiencia vendrá condicionada por la cantidad de placas colocadas, su posición y su orientación. A pesar de que estos elementos son controlables, el rendimiento de estas placas es aún bajo y no disponemos aun de ningún sistema suficientemente bueno de almacenaje de energía.

Existen varias empresas que prometen fabricar baterías domésticas a bajo coste y de alto rendimiento como Tesla, Nissan y Solar Rocket pero de momento la tecnología sigue en estado incipiente.

En 2015, el Gobierno de España aprobó la “Ley del sol”, donde establece que aquellas viviendas con placas fotovoltaicas conectadas a la red, deberán pagar un impuesto de 9 euros al año por kW de potencia generado más un importe variable en función de la energía volcada o consumida de la red eléctrica, a la que debemos estar conectados si no disponemos de un sistema de almacenamiento de energía mediante baterías para cubrir la demanda en las horas en las que no disponemos de sol, es decir durante la noche.

De todos modos, en Europa, las directivas van en dirección contraria y esperemos que esta normativa Española se modifique lo antes posible.

Para más información en este tema puedes consultar otros artículos de nuestro Blog que tratan en profundidad el tema, o bien contactarnos personalmente.

 

 

Suministro de agua caliente mediante paneles térmicos

 

Para la producción de agua caliente, ya sea para el consumo como para el suministro de sistemas de calefacción (radiadores, suelos radiantes etc.) podemos servirnos de paneles solares.

Existen 3 tipos en el mercado: Los paneles solares fotovoltaicos, los fotovoltaicos térmicos y los paneles solares termodinámicos.

Estos últimos son los más usados actualmente tanto por su mayor eficiencia como por su menor tamaño y ocupación de cubierta. Son algo más caros pero la inversión se compensa por su eficiencia. No dependen directamente del sol para captar energía sino que son capaces de generar energía mediante la luz indirecta así que son capaces de generar energía incluso en días lluviosos o nublados.

A través de estrategias de diseño pasivas y activas podemos construir una casa desconectada de la red de electricidad y agua, como hemos visto, esto es posible hoy en día si somos capaces de adaptar nuestro estilo de vida a los recursos disponibles provenientes del sol, del agua, de la brisa o de la propia tierra, ajustando nuestras necesidades a la disponibilidad natural de los mismos.

Construir una casa desconectada de la red puede partir de un argumento económico o ecológico pero en todo caso supone una contribución a la vida en un planeta más consciente que respeta los recursos disponibles. Una casa desconectada de la red es un valor de futuro, que requiere una inversión adicional pero que se amortiza rápido y adquiere mayor valor en el mercado.